Latin American Writers

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Paloma Fernández Sánchez: ¿Dónde están los escritores de hoy en día en las clases de literatura?

[en] En 2018 la asociación americana de profesores de español y portugués (AATSP) celebró los cien años desde su creación. Con motivo de tal ocasión, en el mes de junio más de mil profesores (de primaria, secundaria y nivel universitario) y personas vinculadas con la enseñanza y aprendizaje de ambos idiomas se dieron cita en Salamanca (España) para compartir metodologías, prácticas y materiales relacionados con la instrucción y adquisición de un segundo idioma.

Más de un centenar de presentaciones, mesas redondas, workshops y plenarias que tuvieron lugar durante los cuatro días de congreso destacaría la gran variedad de metodologías y materiales que se compartieron. Uno de los hilos comunes a lo largo del congreso fue la tendencia a enfatizar el uso en contexto de la lengua frente al aprendizaje de la norma. Esto expande el aprendizaje más allá de la adquisición de las competencias lingüísticas (lectura, entendimiento auditivo, expresión escrita y expresión oral) e incluye la competencia cultural. El conocimiento de los aspectos socioculturales de los países y las culturas de habla hispana es tan importante como la habilidad de expresarse en subjuntivo. Con esta idea como base, no es sorprendente que muchas de las presentaciones giraran en torno a la inclusión de aspectos sociales, y/o experiencias de tipo ¨service learning¨ como parte del aprendizaje de una lengua.

La enseñanza del español y el portugués está abogando por la utilidad y el uso inmediato y cotidiano de la lengua. Sin embargo, en los cursos de literatura parecemos seguir refugiados en los clásicos, el canon. Hubo pocas presentaciones que lidiaban con el uso de texto literarios en la clase de español como segunda lengua, y en todos ellos el común denominador fue el intentar presentar la literatura de forma más accesible al estudiantado actual. Alguna de las propuestas presentadas fueron: en vez de que el estudiante lea el texto entero en casa, traigamos la lectura al aula y hagámosla guiada, en vez de centrarnos en el texto per se, centrémonos en el significado cultural y/o histórico del mismo; usemos el texto para trabajar la comprensión lectora, en vez del estudio de estilos literarios per se.

Todas las opciones mostradas fueron de gran interés. Sin duda alguna, estamos buscando estrategias para darle más vida a las clases de literatura, pero seguimos anclados en los autores canónicos. Ninguna de las ponencias abordó el tema central de las presentaciones sin enfoque en la literatura: el estudio del español y su uso inmediato, actual. Sin quitarle ningún mérito a Cervantes, a García Márquez, Poniatowska, ni a los blockbusters de la publicación, creo que nos beneficiaríamos de encontrar la manera de hacer hueco a escritores más contemporáneos y menos conocidos internacionalmente. Si estamos recurriendo a la comunidad, al pueblo, al barrio, para aprender sobre los aspectos culturales de la lengua, ¿porque no hacer lo mismo en el ámbito literario?

Lo vivido en la conferencia de AATSP no es una excepción. Al preparar el programa de clase para mi curso de “Introducción a la literatura latinoamericana” me encuentro con los mismos patrones semestre tras semestres. Las antologías disponibles contienen una compilación de los fragmentos más manidos de la historia de la literatura latinoamericana. Algunos de los libros de texto, en un alarde de modernización incluyen un último breve capítulo, añadido en la última edición de 2017, que ofrece tres escritores que aún están vivos (todos hombres). Ante este panorama, uno se enfrenta al dilema de usar o no un libro de texto. Las antologías son caras, y si se va a complementar y terminar usando menos de la mitad de las lecturas en una de ellas, ¿merece la pena el gasto económico?

La alternativa, compilar uno mismo todas las lecturas para la clase, además de conllevar una considerable inversión de tiempo requiere un vasto proceso de indagación. Muchos de los escritores contemporáneos no gozan de la publicidad que conlleva ser publicado por las grandes editoriales. Muchos han optado por la auto publicación, otros distribuyen su obra a través de un amplio abanico de medios.  Entonces, ¿dónde buscamos a estos escritores de manera efectiva?

A pesar de todos los obstáculos, en mi humilde opinión, no hay otra opción. Si queremos responder a las demandas de los estudiantes, y la sociedad en la que nos encontramos; si queremos que los estudios literarios no se aíslen por completo y terminen siendo un área aún más exclusiva y minoritaria de lo que ya es dentro de los programas de español;  si los estudiantes y la sociedad en general persiguen un mayor conocimiento de la realidad que nos rodea, por qué no incluir en nuestros programas de clase e investigaciones a autores como Anacristina Rossi, Carmen Boullosa, Claribel Alegría, David Anuar, Javier Sicilia, Lydia Cacho, Adriana Cupul Itzá, Melvin Cervantes y muchos otros que continúan escribiendo y publicando la vida latinoamericana de hoy en día que aún quedan por descubrir.

Paloma Fernández Sánchez enseña en el departamento de Languages and Culture Studies de University of North Carolina at Charlotte. Sus áreas de investigación son la literatura de Latinoamérica y el caribe y el aprendizaje del español como segunda lengua. 

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This entry was posted on August 27, 2018 by .