Latin American Writers

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Extracto de la novela erotica, Tocar a Diana

Por Anacristina Rossi

[en] Tomamos el ferry y cambiamos de pais y nos dirigimos al sur y luego cada vez más al oieste. Conforme rodábamos hacia el oeste el paisaje se individualizaba, se ponia misterioso y sobrecogedor.

            Yo tenía veintidós cuando nos encontramos y juntas cruzamos el canal de la Mancha y se internó conmigo en territorio gaélico. Quiso mostrarme primero el máximo esplendor y fuimos a Perros Guirec. Era una costa fría de granito rosado y mar verde Esmeralda, una belleza única pero también opuesta a la de los ríos y los mares que en el pasado tanto me habían hecho sentir. Con Katell las cosas me perecían livianas, un roce que, al ser perecidos nuestros cuerpos, nos enviaba en un viaje gemelo a la risa. Visitamos pueblos de un encantoindescriptible y seguimos viajando durante la noche y gran parte del día hasta llegar exhaustas a su casa de Plouescat….

….El sol caía sobre el mar con un color morado profundo que me hizo pensar en las historias de miedo que se cuentan de noche y en un bactericida de violata genciana. La casa era de piedra, con ventanales inmensos. Katell me dio un cuarto sobre la bahía. Saqué mis cosas del auto, las acomodé y con los últimos rayos de luz me fui al mar y recibí en la piel el golpazo del frio. Todo se había distendido, todo se había soltado y navegaban los barcos en rutas propicias.

            Regresé a la casa revitalizada por el fuertísimo olor de las algas marinas y Katell abrió los brazos para recibirme. Pero cuando me abrazo fue como si me abrasar: piel me escocío. Esa mujer de 38 años que yo amaba ya: alta, de pelo caoba, cutis color crema fresca y ojos verdes, dolía. Me soltó inmediatamente. Era muy sabia y no lo tomó como algo personal sino que me miró, asombrada. Me tocó otra vez y el dolor fue muy agudo. No hizo una tragedia. Me volvió a mirar con una mezcla de curiosidad clinica y compassion. “Touche toi, me pidió. Y yo puse mi mano sobre mi otra mano y no me dolía. Era el contacto de unser querido lo que yo no aguantaba. Katell me miró con sus ojos grandes llenos de paciencia y murmur: “Si ya sentiste una vez, volverá. Es un escollo de tu pasado. No tienes necesidad de contarme. Pero vendrás a mi grupo de mujeres bretonas”.

            Katell formaba parte de un grupo druídico. Se juntaban ciertas tardes entre los menhires de Carnac, en el Morbihan, alrededor del cromlec. Yo me les uní. Era un lugar impresionante, 1099 menhires en 11 hileras. Cantaban en bretón y en francés antiguo. A veces cantos a la luna como éste que recuerdo bien:

O non comparable raïne

            Ki regnes o Dieus sans termine

            O ysopes tous maus purgans,

            O femme fors, non feminine

            Lune plaine, no descriossans,

            Enluminée, enluminans,

            Tous tans reonde et enterine.

            Usaban la gairta. Tenían voces fabulosas.

            El viaje de Finisterre al Morbihan era largo pero lo hacíamos infaltablemente. Al cabo de semanas de reuniones, las mujeres de Carnac me anunciaron que yo no tenía ningún problema físico. Y una noche, antes de Volver a Plouescat, Katell me dijo: “Todo tu ser está pidiendo amor y yo voy a dártelo contra viento y marea. De vientos y mareas en el Finisterre sabemos mucho”. Y después me abrazo. Y ya no me dolió. Le pregunté: “¿Cómo sabes que te estoy pidiendo amor?” “No es a mi”, explicó, “a cualquier persona buena que hubiese llegado en ese momento al Museo Británico se lo hubieses pedido. Por algo tengo 38 años y el saber de estas mujeres, algunas centenarias. Yo quiero amarte, Diana. Darte lo que necesitas. Por algo tienes ese nombre de diosa solitaria. Y por algo te encontré”. “Pero Diana en mi pais es nombre de perra”, dije. Sí, pero de perra de cacería, sin duda?. Y entonces me acordétodas las perras “Diana” que había conocido y sí, eran como subuesas: de hocico largo, orejas colgantes. Y me reí. Y todas las mujeres rieron conmigo. Fue una noche memorable. Semanas después pudimos hacer el amor.

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Tocar a Diana (Alfaguara, 2019) se publica en Kindle Este extracto aparece aquí por permiso de la autora, Anacristina Rossi. Habla de su novela en una entrevista con BBC.

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This entry was posted on January 30, 2022 by .

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