Latin American Writers

a window on their lives and work

Cuando las palabras cuestan vidas

[en] Me encontré El Sonar de las Mujeres de la Tierra y el Mar en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, en una tienda que vende memorabilia de la rebelión Zapatista: camisetas, carteles, postales pero también libros, incluyendo éste, que me mostró el hombre trás el mostrador, Tim Russo.

portada-libro-poesia_lo-res1A primera vista, el libro pareció iluminado por el sol – un colorido libro de bolsillo con mariposas volando alrededor de una mujer sonriente – bellamente diseñado y lleno de fotos y poemas. Tras la portada, una dedicación:

“Dedicado a la memoria” de tres mujeres de la radio comunitaria asesinadas por paramilitares en Oaxaca: Felicitas Martínez, Teresa Bautista, y Bety Cariño.

He de confesar que lo que sabía de la radio comunitaria en ese momento cabría en una oración: yo sabía nada. El libro me llamó la atención porque me interesan los escritores latinoamericanos, y aquí en este libro, aparentemente, se incluían escritores – y ellas eran escritoras no acostumbradas a serlo. Quería saber más.

Le pregunté a Tim si sería posible encontrar a alguien que hubiera trabajado en este libro, y un par de mañanas más tarde, mientras los niños marchaban en la calle para celebrar el Día de la Revolución y una crisis política se extendía por todo el territorio mexicano, me senté en un café con Luz Aída Ruíz, que ha sido parte del equipo de producción del libro, y otra mujer, Medhin (Med) Tewolde Serrano, que ha trabajado en un segundo libro, un manual para las mujeres que trabajan en la radio comunitaria.

Med llegó al café antes que Luz, y, tolerando mi español incierto, me relató el inicio de la historia de la producción de estos libros. Tim y Luz hacían informes sobre movimientos sociales como periodistas cuando vieron la necesidad de que los pueblos tuvieran sus propios medios. Ya existían algunas estaciones de radio, así como redes de estaciones radiofónicas, y otras comunidades querían iniciar las suyas para defender su tierra y sus derechos humanos y así informar de lo que pasaba a sus comunidades por sí mismos.

Por eso Luz y Tim fundaron Comunicadores y Comunicadoras Populares por la Autonomía (COMPPA) para “acompañar” a organizaciones que necesitaran ayuda para comunicarse a través de la radio, el video, y el internet.

El proceso de acompañamiento ha sido “muy lento,” Luz me contó, riendo, y continuó la historia, en una mezcla de inglés y español.

“Normalmente el tipo de trabajo que hacemos es muy lento,” dijo en inglés, “porque requiere tiempo para sentarnos juntos y hablar de lo que ellos necesitan, lo que están pensando, lo que sueñan, lo que podemos hacer, lo que no podemos hacer.

“Por eso todo empezó muy lento, pero por lo general al principio nos reuníamos con la gente y trabajamos en identificar la herramienta más apropiada, porque muchas comunidades quieren su propia estación de radio, pero a veces la radio no es la mejor herramienta para sus necesidades específicas, su situación geográfica o debido a las” (y aquí ella usó la palabra española) “amenazas.”

Luz no estaba siendo melodramática. El sitio de Reporteros sin Fronteras ofrece una letanía de las muertes de periodistas de radio comunitaria en los países representados en El Sonar de las Mujeres: Mexico, Guatemala, y Honduras.

Para un gran número de las ochenta mujeres involucradas durante dos años en las series de talleres de radio que dio lugar a este libro, el acto mismo de viajar al lugar de la reunión requirió de valor, aún que (porque atravesar fronteras puede ser difícil) estaban viajando adentro sus propios países. “Muchas de las mujeres que estaban participando en los talleres no pudieron viajar,” dijo Luz. Era una “experiencia muy rica para todas nosotras.”

Las mujeres salieron de los talleres con horas de programación para sus estaciones – y ahora, también, con este libro, que incluye ensayos breves y entrevistas así como poemas, que en ocasiones están escritos en español y en una de las lenguas indígenas habladas por las mujeres en los talleres.

Los talleres de poesía eran parte de la mezcla, me dijo Tim, para aumentar la confianza de las mujeres en sí mismas, pero es evidente que hicieron más que eso: crearon un espacio para la reflexión de lo que significa ser mujer ahora, en estos tiempos, en estos lugares – y lo que podría significar en el futuro.

No quedó otro camino que caminar

dejar atrás las cenizas y destrucción

el humo y el polvo del mal

Pero nuestros pies descalzos siempre

supieron a donde ir

porque siempre los guía el corazón….

(El Dolor del Alma by Francis. Radio Durugubuti Beibel, OFRANEH, Honduras)

Yo lucho por mi comunidad

para que dejemos de ser

como las velas del altar

que dan luz y van muriendo.

Sino que seamos como estrellas

brillantes en el cielo.

Sin dejarnos apagar por nada

ni por nadie….

(Luchar Es Poder by Esperanza Palma, Comunidad Úrsulo Galván, Veracruz, Mexico)

Acostumbradas a pensar en la poesía como algo escrito por hombres “ricos, cultos, y blancos,” las mujeres la hicieron suya. Mujeres jóvenes trabajaban con mujeres de mayor edad que no podían leer o escribir o posiblemente ni siquiera hablar español, y las ayudaban a anotar o grabar sus poemas. “Estaba muy hermoso,” dijo Luz, “un esfuerzo del grupo y de la comunidad y entre las diferentes generaciones.”

La mujer joven que dirigió las sesiones de poesía, Emma Shaw Crane, ha sido una poeta y maestra en talleres (Poesía de la Gente) en la Universidad de California-Berkeley. En Guatemala, Honduras, y México se encontró a sí misma (como escribío en su informe a sus donantes) “trabajar al lado de la gente viviendo en pobreza devastadora y niveles múltiples de violencia intensa e incesante,” que estalló dramáticamente durante el curso de los talleres cuando un golpe de estado derrocó al presidente elegido de Honduras.

No es sorprendente que trás la fachada de la mujer sonriente, El Sonar de Las Mujeres esté lleno de sombras. Líneas de afirmación que se convierten en memorias de horror, que a su vez retornan en forma de determinación.

Sueño para mi gente

seguimos desarrollando

aprendemos nuevas cosas

escuchamos del pasado y recordamos

violaron muchas mujeres

mataron hombres

que esto no vuelva a pasar

que el gobierno nos respete

que las mujeres sigan adelante

que los hombres respetan a sus mujeres

que las dejen salir

reclamamos nuestros derechos y

empezaron a violarnos y matarnos

vivimos en la montaña con hambre

pero bien organizados

(Palabras de Doña María, Radio Union, CPR-Sierra, Guatemala)

Aunque se espera que El Sonar de las Mujeres encontrará una audiencia más grande, fue publicada, con el apoyo de donantes, ante todo como un regalo para las mujeres mismas. Su calidad de regalo se refleja en la belleza del diseño. Habría sido más fácil usar un papel blanco, pero el color que eligieron – crema – iba mejor con el tinte de las fotografías y las ilustraciones: un café suave, el color del suelo del que vinimos, el color de las mujeres cuyas palabras aparecen en estas páginas – incluyendo, inquietantemente, las de Betye Cariño, entrevistada un año antes su muerte. “En el momento del asesinato de nuestras compañeras,” dijo ella, los padres decían, ‘¿para qué vas mi hija?, te van a matar.’”

Ella misma, junto con un observante de derechos humanos de Finlandia, murió en un ataque no mucho tiempo después de la conclusión de los talleres. Sus asesinos, así como los asesinos de las otras dos mujeres a quienes está dedicado el libro, nunca han sido llevados frente a la justicia. – Carol Polsgrove, Diciembre de 2014

Gracias a Paloma Fernández Sánchez por editar esta traducción. Para más información sobre como adquirir El Sonar de las Mujeres de la Tierra y el Mar u otras publicaciónes de COMPPA (incluyendo el nuevo manual para las comunicadoras de radio –  La Voz Que Vuela), póngase en contacto con COMPPA.

Escriba a Carol Polsgrove aquí: 

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